La religión católica se caracteriza esencialmente por su carácter sacramental, es decir, requiere signos sensibles -el agua, el pan, el vino, el óleo o la bendición de un sacerdote ante el que confiesas los pecados- para vivificar espiritualmente al cristiano.
Es como la comida espiritual si la cual no podemos estar sanos espiritualmente. Sin embargo los supermercados están abiertos y las iglesias no.
Si fuéramos protestantes ese debate no existiría. Ellos no necesitan sacramentos pues dicen que les basta la fe y rezar se puede hacer en cualquier sitio.
Pero nosotros si los necesitamos.
Parece toda esta pesadilla como un hito más en la protestantización de la Iglesia.
APÉNDICE BUFO:
Como los católicos somos seres sobrenaturales en el sentido que aceptamos como nadie los mayores insultos con la mayor pasividad, un obispo de la Iglesia Católica que peregrina en Alemania (Mons. Wilmer) ha criticado hoy la obsesión de los católicos por no poder acceder al Santo Sacramento por excelencia, afirmando "que está sobrevalorado como si no hubiera nada más" (sic).
Como es imposible acceder al otro gran sacramento católico -la confesión-, me voy a morder la lengua y paralizar la pluma para no decir lo que pienso de ese obispo, que sin duda sería materia de confesión sacramental.
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