martes, 31 de marzo de 2020

Política ficción en los tiempos del covid19.

Fotos: Aniversario: 11-M: El acoso al PP | España | EL PAÍS

Hagamos un ejercicio de política ficción. Imaginemos que hoy la oposición fuera de izquierdas y gobernase en el país una coalición de derechas. Antes de seguir leyendo, invito al lector (si lo hubiere) a hacer su propia conjetura (...) Y ahora, que siga leyendo.


¿Alguien duda que no viviríamos algo parecido a la situación que se dio el 11M y días siguientes, con una gestión informativa pésima del Gobierno (como ahora) y una izquierda removiendo las tripas de la gente, llamando "asesino" al gobierno, amén de algún titiritero mediático avisando que el gobierno pretende suspender la democracia, y finalmente, una aparición espectral de Ávalos (haciendo de Rubalcaba), sentenciando en prime time que "España no se merece un gobierno que le mienta"?


En 2004, los ultras de extrema izquierda de Podemos no estaban organizados, y aún así, paso lo que pasó, con escraches, sedes del PP acosadas y ruptura de la más elemental ética y estética de una jornada de reflexión, apelando a los más bajos instintos, y llevando al peor presidente de la historia reciente al poder (aunque el que tenemos hoy puede todavía superar ese record).


No quiero pensar lo que sucedería hoy. Desde luego, desde los medios de la izquierda, probablemente se aprovecharía este drama mal gestionado (como entonces) para montar mediáticamente su agit-pro como hizo, con siniestra brillantez, esos terribles días de marzo.


La diferencia es que al existir hoy Podemos, picarían más alto y se concertarían para derribar una corona muy afectada por los escándalos sexuales y financieros del rey padre. Con una nación unánimemente cabreada por un encierro insólito en la historia, ¿no es eso un caramelo muy jugoso para cualquier revolucionario, aunque sean tan cutre como los tipos de Podemos?

¿Política-ficción? Más bien ciencia política o -disculpen la vanidad- ciencia exacta, teniendo en cuenta la trayectoria de la izquierda en las situaciones convulsas de España.

sábado, 21 de marzo de 2020

Desde mi encierro por el coronavirus

Resultado de imagen de la iglesia ante las epidemias


Ayer, este gobierno fanáticamente izquierdista ha modificado el Decreto del Estado de Alarma, introduciendo la siguiente norma:

 ARTÍCULO 2º.- Se permitirá la circulación de los ministros de los diferentes cultos a los efectos de brindar asistencia espiritual, debiendo los templos ajustarse en su funcionamiento a lo estipulado en el primer párrafo del artículo 5° del Decreto N° 297/20. 

"Duc in altum". No pensemos que esta modificación legal realizada por el gobierno es por el prurito de salvaguardar la libertad religiosa de nuestra constitución, o porque su incompetencia ha llegado a tal punto que necesitan el auxilio de las oraciones para salir de este drama, causado en buena parte por la tardanza en tomar medidas, y también por el fanatismo progre de nuestros dirigentes (que no tuvieron a bien suspender la macromanifestación del 8m).

Los cristianos tenemos que navegar más allá del horizonte que vemos con nuestros ojos. Mucho más. Y tenemos que percibir los signos de los tiempos. Y darnos cuenta que Dios saca el bien hasta del peor mal posible: la suma de una pandemia y un desastroso gobierno. Porque cada alma salvada vale más que la salud física de toda la humanidad, y con esa medida pueden salvarse algunas almas. "Más alegría hay en el cielo por un pecador que se convierte que por muchos que no necesitan conversión" (Lc. 15,7) 

Estoy aprovechando el encierro para leer la "Suma contra gentiles" de Santo Tomás y he llegado a este párrafo:

"Pero si no hubiese ningún mal en las cosas también se disminuiría mucho el bien el hombre, tanto como al conocimiento como al deseo del bien; porque conocemos el bien en comparación con el mal, y más deseamos el bien en comparación con los males que sufrimos; como los enfermos reconocen cuán buena es la salud y más la desean que los sanos. Luego no es propio de la divina providencia excluir totalmente los males de las cosas" (Libro III, Cap. LXXI, 7)  

viernes, 13 de marzo de 2020

La supresión del Sacrificio

No es cuestión de ponerse apocalíptico "avant la lettre", ya que aún no hemos llegado a los tiempos duros que describen con turbadora precisión las Sagradas Escrituras (pero sin duda nos acercamos en progresión geomérica a ese momento). No dramaticemos por tanto, pero sí planteemos algunas cuestiones que causan honda preocupación en los que todavía creemos -gracias a Dios- en la existencia de un Orden Sobrenatural.




¿Piensan la Conferencia Episcopal italiana, la de Bélgica o alguna diócesis española como la de Vitoria -e imagino que pronto de otros lugares- que la "prudente" decisión de suspender las Misas y los actos litúrgicos -¡en plena cuaresma!- puede traer algún bien de índole sobrenatural?




¿A alguien con fe se le ha pasado por la cabeza que la asistencia a una Misa, o la recepción en la boca del Cuerpo de Cristo puede perjudicar a la salud?




¿La cuaresma no es, precisamente, un tiempo donde hay que reforzar nuestros sacrificios?




¿La asistencia a la Misa no es el más perfecto sacrificio que podemos hacer, uniéndonos con nuestras oraciones al Sacrificio definitivo y único de Jesucristo?




¿Qué valen nuestros ayunos o nuestras oraciones privadas ante ese impresionante sacramento?




¿Hay algún precedente histórico de supresión de Misas por causa de enfermedad colectiva?




¿O más bien se han intensificado en las malas épocas todos los actos litúrgicos de reparación y de petición, que son fines específicos de la Santa Misa?



En fin, suena muy cínico decir que se "dispensa" a los fieles del precepto dominical, ya que es materialmente imposible acudir al mismo toda vez que se ha suspendido.




¿Hay que recordar a los mártires africanos del siglo IV, que celebraban el Santo Sacrificio pese a la prohibición de Diocleciano, los cuales, una vez detenidos y torturados, decían simplemente: "Sine domenico non possumus"?




Una última reflexión: no se puede suprimir ni dispensar lo que es de urgente necesidad. Salvo que se quiera anticipar el tiempo del Anticristo (1).



(1).- La "supresión del sacrificio" es una expresión que usa el profeta apocalíptico Daniel en su libro (9,27), con la que quiere mostrar un signo cierto de obra del Anticristo. Anticristo, cuyo misterio se va desvelando poco a poco, casi desde los tiempos apostólicos (1 Jn. 2,18). El discípulo amado se refiere a ciertas figuras históricas que prefiguran el definitivo, el cual -cada vez estoy más convencido- vendrá en ésta o, a muy tardar, en la próxima generación. Son numerosísimos los signos de su cercano advenimiento, pero yo creo que dos son definitivos: la aceptación mayoritaria del crimen del aborto en nuestro mundo, y el cumplimiento de la profecía diabólica de "seréis como dioses". Dios no va a permitir que siga derramándose la sangre de los más inocentes (Ap. 6,10), ni va a tolerar que ningún hombre se siente en su Trono y pretenda quitarle su Gloria (2 tes. 2,4). 

miércoles, 11 de marzo de 2020

Ceder al miedo

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Monseñor Sanz Montes hace una interesante reflexión sobre el estado de pánico latente en la que está nuestra sociedad por el asunto de esa pandemia del coronavirus, y concluye diciendo:



"Pongamos los medios prudentes que nos van indicando las autoridades sanitarias para prevenir y atajar esta epidemia, pero con una visión sensata y cristiana de las cosas, sin obsesionarnos desmedidamente. Abordemos la epidemia del coronavirus, pero no cedamos ante la epidemia de miedo. Como diría el Papa Francisco: ¡no os dejéis robar la esperanza!"




Pues sí, Monseñor. Y añadiría que se cede a la epidemia del miedo si se cierran las iglesias y se cancelan las Misas, el único lugar de la tierra donde está realmente Nuestro Señor en su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.

Se cede a la epidemia del miedo si, celebrándose el Sacrificio, se obliga a los fieles a coger con la mano tan impresionante sacramento,

Y se cede a la epidemia al miedo si no se exhorta a todos los cristianos, como se ha hecho siempre en la bimilenaria historia del cristianismo:

1º.- A no tener miedo de ninguna enfermedad, pues en la vida y en muerte somos del Señor.
2º.- A ayudar a todos los que podamos, y no huir como cobardes paganos,
3º.- A considerar las desgracias colectivas como justo castigo por nuestros pecados,
4º.- A rezar sin desfallecer, como nos lo manda siempre el Señor y
5º.- Ser buenos ciudadanos y obedecer sin quejas las órdenes de gobernantes y profesionales médicos, que son a los que el Señor ha encomendado el bien común de todos.  

miércoles, 4 de marzo de 2020

Sola y borracha, quiero llegar a casa

Ese es el lema de la manifestación feminista del próximo 8m. Las personas sensatas -que creemos en el principio de identidad y en el de no contradicción- pensamos que hay una antinomia absoluta entre un movimiento como el feminista (que pretende, en teoría, proteger la libertad y la dignidad de las mujeres) y ese lema, que pone como ejemplo de libertad, la esclavitud del alcohol y como modelo de dignidad, la borrachera de un ser humano, sobre todo si es mujer. 

Muy poco, en fin, debe valorarse a sí misma una mujer, que acuda a una manifestación con ese lema, aunque como me dijo un psicólogo una vez, el masoquismo era más propio de las mujeres y el sadismo de los hombres. 

Aunque, en realidad, creo que el feminismo ha acertado en el mismo, pero con alguna omisión imperdonable. El destino final de las feministas -llevadas por ese radicalismo del que hacen gala hoy- es, en efecto, acabar solas y alcoholizadas.

Sí, pero también amargadas. Y las más pudientes, como diría Briget Jones, devoradas por pastores alemanes.