Dentro de unos días estará a la venta una novela que he escrito, y de la que he impreso únicamente cincuenta ejemplares. La he publicado en la Editorial Círculo Rojo, y en los próximos días indicaré las librerías de Sevilla donde puede adquirirse, por el precio de 10,00 euros.
Su título es “La tentación en el lagar”, y versa sobre
la agonía en el Huerto de los Olivos de Nuestro Señor. No es muy larga -en
total son 128 páginas, de las cuales unas 100 son propiamente
el texto y las restantes 28 son una relación de citas bíblicas y literarias, un
total de 270, que acompañan el texto.
Es una novela, como digo, aunque en muchos aspectos puede
considerarse un ensayo, dado que narro una historia real –la tentación y el
sufrimiento del Señor en Getsemaní- y a la vez reflexiono sobre todo aquello
que perturbó al Señor hasta el punto de hacerle “sudar sangre”. Son reflexiones
muy personales, pero en las que he intentado por encima de todo ser fiel a
nuestra fe católica, aunque sé que ese terreno es especialmente complicado
incluso para los mejores teólogos.
Incluyo como digo muchísimas citas bíblicas, y también
algunas de grandes obras literarias, sobre todo de los tres más grandes poemas
cristianos jamás escritos: La Divina Comedia, la Cristiada y el Paraíso
Perdido.
La novela la divido en tres partes, cada una de ellas encabezada por las primeras palabras del Rito de Entrada, del Canon y de la Conclusión de la Misa Usus Antiquior. La primera, denominada “Hacia el lagar”, narra el momento final
de la última cena, el reparto de la tercera copa, el canto de los salmos (la
cuarta copa indico expresamente que será consumada en la cruz), y la salida de
Jesús con sus discípulos al huerto, ocasión para que éstos reflexionen con
emoción y preocupación sobre lo que han vivido. A la vez hago unas breves
semblanzas sobre María, la madre de Jesús, y María Magdalena.
La segunda parte y más extensa “En el lagar de sombras” entro en el gran misterio del hundimiento
de Jesús en el huerto, y lo desarrollo como una sucesión de horrores que el
demonio –nombrado como el “Adversario”- va mostrando a Jesús, sobre todo incidiendo
en los pecados de los futuros cristianos. Es una parte verdaderamente dura, escrita
sin contemplaciones, sobre todo en el final cuando pecados espantosos como la
aceptación social del crimen del aborto por sociedades cristianas o la
pederastia en la Iglesia le hunden, hasta el punto de llegar a pensar el
sinsentido de su redención.
La tercera y última “En
el lagar de luz” comienza con esas dudas finalmente resueltas con la
convicción de la obediencia a su Padre. En ese momento sitúo el pasaje de Lucas
de la aparición angélica (sin ninguna espectacularidad por mi parte, sino como
una “vuelta” temporal –digámoslo así- al conocimiento de los arcanos sólo
reservados a su divinidad y ensombrecidos durante la agonía del huerto). El
Señor, gracias a ello, llega a la
conclusión de que –como dice nuestra fe- “donde
abundó el pecado, sobreabundó la gracia” o que “el amor es más fuerte que la muerte”. En esta parte destaco sobre
todo el bellísimo dogma católico de la comunión de los santos, así como la
importancia radical de las buenas obras de los cristianos -por pequeñas que
sean- y, sobre todo, hago una referencia a esa obra divina y humana a la vez que
es el Santo Sacrificio de la Misa.
Espero que os haga reflexionar sobre el gran misterio nuestra fe verdadera.
Os dejo una foto de la portada, contraportada y solapas del libro.