jueves, 16 de abril de 2020
La encuesta de Tezanos: bajan más de 5% los católicos durante el COVID-19.
Muchos se han indignado por la encuesta del C.I.S., donde aparte de dejar claro que los españoles estamos a una con el gobierno, e incluso deseando que se censure a los que se atrevan a criticarle, establece una bajada del número de católicos españoles durante esta situación de confinamiento. ¿Cómo van a bajar los católicos -se preguntan, entre asombrados e indignados- si es la Iglesia quien mejor da esperanza en estas dramáticas circunstancias? ¡No es posible! ¡Tezanos ha demostrado sobradas veces que es un manipulador!
En fin, creo que es necesario hacer una clara distinción. Lo del apoyo de la población al gobierno, así como lo de que la mayoría desee censurar a los que lo critican, me parece de traca y una tomadura de pelo. Muy propio de ese simpático ancianito, de socialista carnet, que rige los destinos/desatinos del C.I.S.
Pero lo de la bajada del número de católicos no es una malicia, sino que desgraciadamente creo que obedece a la realidad. Y que además la curva se desplome precisamente en estos dos meses de muerte, es -diría yo- perfectamente explicable.
Siento ser tan pesimista, pero sinceramente -como ya he dicho en algún comentario anterior- creo que nuestros obispos han perdido una oportunidad única de revitalizar la fe moribunda de muchos españoles.
No sólo eso. Además creo que esa actitud va a pasar factura y perjudicar en el futuro a la Iglesia. Si en estas circunstancias, la acción de la Iglesia se ha limitado a encerrarse y rezar, cuando vuelva la normalidad los únicos que pasarán como héroes serán los sanitarios, los policías, las limpiadoras o los trabajadores de supermercados. Ningún sacerdote u obispo desde luego.
Comprendo que era muy difícil tomar una decisión en estas circunstancias, pero la historia de la Iglesia ante epidemias y tragedias colectivas era un buen referente: salir a evangelizar, a sanar -si no física sí espiritualmente- a los enfermos y asumir las consecuencias con heroísmo. En el pasado, ante las tragedias huían todos salvo la Iglesia; hoy vemos a muchos héroes civiles -desde sanitarios a cajeras de supermercado- pero a ningún sacerdote.
Se ha optado, por el contrario, por la invisibilidad. Se dan motivos extraños a la práctica eclesial, alegando que el pasado no se seguían criterios científicos, como si la ciencia impidiera visibilizar la salvación de los sacramentos o la predicación de la esperanza de la fe.
En este aspecto, aunque parezca increíble, yo sí doy crédito a la encuesta de este individuo tan poco creíble. Esto no es que pase factura ahora; es que la pasará en futuro, si es que lo hay.
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