La verdad es que uno ve a esa tropa de satanistas de última
generación, y se pregunta cómo es posible que hayan degenerado tanto.
Probablemente -como profetiza la Biblia- Satán se esté haciendo dueño del mundo
en estos tiempos terminales, pero la verdad es que logra más cantidad que
calidad. Aun así es trágico porque cada alma, por mediocre que sea, es de valor
incalculable para Cristo.
Los viejos satanistas (que ahora estarán sin duda disfrutando
del especial agradecimiento de su maestro en su zahurda infernal), eran
personas que, al menos, leían y conocían la Biblia, eran cultos e incluso
elegantes, y que usaban el talento que el Creador les dio para atacarle, con
argumentos tan brillantes como falsos. Su rebeldía era verdaderamente
diabólica, porque eran conscientes del destino que habían elegido y de sus
consecuencias. Eran como el Satán de John Milton, que aún en su maldad y
estupidez, no dejaba de tener algo de grandeza. Por supuesto, creían en Dios y en el adversario, y, aunque no quisieran reconocerlo, "temblaban" (St. 2,19).
Pero los tontos que organizan esos aquelarres de última
generación, a diferencia de sus predecesores, son unos ignorantes supinos en
teología, no saben -a diferencia de su maestro tenebroso- que los tiempos
oscuros acabaran pasando y la cruz de Cristo alumbrará un nuevo día, y ese día
no acabará jamás.
Éstos dicen incluso que no creen en Dios ni siquiera en Satán
(no más allá de un mero símbolo), son satánicos simplemente por seguir la
corriente del mundo actual, con lo que el aspecto típico de la rebeldía del
satánico de antaño queda muy disminuido.
Probablemente por eso esté tan cabreado Satán, y actúe con
tanta violencia en nuestros días, porque a él, el soberbio por excelencia, le
enfada ver tanto estulto sin convicciones verdaderamente satánicas, que no
obstante aplaude las sandeces de esos foros donde se le ensalza, sin entender
de la misa a la media.
Y también entiendo su enfado, mirando al futuro: aguantar a
un necio, incluso en el infierno, debe ser duro hasta para el mismísimo
Satanás.
NOTA: Algunos plantean la legalización del satanismo, como una religión más.-
No es nada complicado normalizar el satanismo, como culto o religión alternativa, en la sociedad occidental pues la mayoría de sus jóvenes -incluido bautizados católicos- aceptan con normalidad el aborto o la sodomía, como opciones moralmente admisibles. Aunque no lo sepan, aunque no le rindan culto e incluso aunque se rían hoy a carcajadas viendo "El exorcista", son de facto siervos de Satanás.
Pero no olvidemos que la deriva del hombre hacia al Maligno no es gratis, pues su objetivo último no es que unos descerebrados le rindan culto (probablemente el asco y el odio que siente el demonio hacia la raza humana, se duplique con sus devotos, con los que más toman en serio ponerse a su servicio).
El objetivo del demonio es destruir el Reino de Cristo y pervertir a sus miembros (a esos, más que odiarles, les teme), y por eso le gusta esa normalización legal, porque pone unas bases para que a la larga las únicas costumbres y los únicos cultos que serán odiados por la mayoría sean los cristianos. Con lo que el tiempo del Anticristo caerá como fruta madura.
NOTA: Algunos plantean la legalización del satanismo, como una religión más.-
No es nada complicado normalizar el satanismo, como culto o religión alternativa, en la sociedad occidental pues la mayoría de sus jóvenes -incluido bautizados católicos- aceptan con normalidad el aborto o la sodomía, como opciones moralmente admisibles. Aunque no lo sepan, aunque no le rindan culto e incluso aunque se rían hoy a carcajadas viendo "El exorcista", son de facto siervos de Satanás.
Pero no olvidemos que la deriva del hombre hacia al Maligno no es gratis, pues su objetivo último no es que unos descerebrados le rindan culto (probablemente el asco y el odio que siente el demonio hacia la raza humana, se duplique con sus devotos, con los que más toman en serio ponerse a su servicio).
El objetivo del demonio es destruir el Reino de Cristo y pervertir a sus miembros (a esos, más que odiarles, les teme), y por eso le gusta esa normalización legal, porque pone unas bases para que a la larga las únicas costumbres y los únicos cultos que serán odiados por la mayoría sean los cristianos. Con lo que el tiempo del Anticristo caerá como fruta madura.
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