Hoy, festividad de Pentecostés -día en que se puso el primer cimiento de la Iglesia como sacramento general de salvación de todos los hombres-, en la Santa Misa, nuestro párroco, Don Félix, citó en su homilía un maravilloso texto de un obispo sirio sobre el Espíritu Santo. No he podido resistirme a pedírselo para publicarlo en mi blog. Amablemente me lo ha enviado, y así, sin añadir nada, lo publico porque merece la pena por su belleza y profundidad. Ojalá nos ayude a entender que es la Persona Divina que más íntimamente toca el corazón de cada cristiano, y quien verdaderamente vivifica la Iglesia cristiana. Porque es Dios en nosotros.
"Sin el Espíritu Santo, Dios está lejos, Cristo permanece en el pasado, el Evangelio es letra muerta; la Iglesia, una simple organización; la autoridad, una dominación; la misión, una propaganda; el culto, una evocación y el actuar del cristiano, una moral de esclavos.
Con el Espíritu Santo, y en permanente comunión con Él, el cosmos queda elevado y gime en el alumbramiento del Reino Dios; el hombre se mantiene en lucha contra la carne; Cristo permanece en el presente; el Evangelio es poder de vida; la Iglesia, significa comunión trinitaria; la autoridad, un servicio liberador; la misión, un nuevo Pentecostés, la liturgia es memorial y anticipación, y la vida cristiana queda deificada"
(Mons. Ignacio Hazin, Metropolita ortodoxo de Lattaquie. Siria).
No hay comentarios:
Publicar un comentario